Cuando llegue a Ibarra me esperaba doña Paty con su linda familia tres hijos y sus dos nietos. Viene alojando viajeros desde hace varios años, le encanta conocer de otras culturas y atender a la gente para que se sientan como en casa. Ellos venían siendo como una tía y mis primos. Gente súper familiar, en un día que me quede me sentí como en casa. Hablamos de todo, familia, amigos, amores, desamores... Llore, rei. Fue muy lindo.
Dormí esa noche y salí a las 8 para Quito. En el camino hable como.loca con mi compañero de viaje un enfermero casado con una colombiana, un señor educado,amable que me compartió de su vida en España por 10 años y de como.vivía ahora entre Ibarra y Quito. Cuando nos bajamos del bus me ayudó a tomar el trolebús donde me encontraria con Antonella. Después de 40/minutos llegue a la estación equivocada pero con una llamada todo se solucionó. Llegue a casa de Anto. Una hermana, prima, amiga, encantadora, amorosa, loca, hippie, amante de los animales. Me recibió con los brazos abiertos y de una me llevó a una reserva natural a caminar, donde casi me da la pálida por la altura, sentí mareo Vómito y un intenso dolor de cabeza. (Recuerda, recién llegas no escalar, no subir montaña, se debe primero aclimatarse)
Ya en la noche descansito y saludar. Antonella vive con su ñaña(hermana) y su prima.
Quito es lindo, su gente amable y por donde se le mire es hermoso, le dicen la carita de Dios.
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